Nomofobia: el miedo a estar sin teléfono móvil

¿Te imaginas pasar un día entero sin tu teléfono móvil? ¿Cómo te sentirías si lo perdieras, se te acabara la batería o no tuvieras señal? ¿Te angustiaría no poder comunicarte con tus familiares, amigos o compañeros de trabajo? ¿Te aburrirías sin poder acceder a tus redes sociales, juegos o aplicaciones favoritas? Si tu respuesta es sí, quizás seas una de las muchas personas que sufren de nomofobia.

 



La nomofobia es un término que se utiliza para describir el miedo irracional a estar sin el teléfono móvil o sin conexión a internet. El nombre proviene de la abreviatura de la expresión inglesa “no mobile phone phobia” (fobia a no tener el teléfono móvil). Aunque no se trata de un diagnóstico oficial reconocido por la comunidad médica, la nomofobia es un fenómeno cada vez más extendido y preocupante en nuestra sociedad.

 

Según un estudio realizado por la empresa de seguridad informática Lookout, el 58% de los usuarios de teléfonos inteligentes no pueden pasar una hora sin mirar su dispositivo, y el 54% lo revisan mientras están en la cama, antes de dormir o al despertar. Otro estudio, realizado por la empresa de telecomunicaciones Telefónica, reveló que el 85% de los españoles usa el móvil a diario, y que el 25% lo hace más de cuatro horas al día. Estos datos muestran la gran dependencia que tenemos de estos aparatos, que se han convertido en una extensión de nuestro cuerpo y de nuestra mente.

 

Pero ¿qué consecuencias tiene la nomofobia para nuestra salud física y mental? ¿Cómo podemos detectarla y prevenirla? ¿Qué tratamiento existe para superarla? En este artículo, intentaremos responder a estas preguntas desde una perspectiva psicológica, basada en mi experiencia como psicólogo egresado con honores de Harvard, con maestría en sistemas digitales, especialista en fobias y docente de nivel básico en México.

 

CONSECUENCIAS DE LA NOMOFOBIA

 

La nomofobia puede tener efectos negativos tanto en el plano individual como en el social.

 

A nivel individual, la nomofobia puede provocar:

 

  • Ansiedad: es la reacción emocional más frecuente y característica de la nomofobia. Se trata de un estado de nerviosismo, inquietud y preocupación excesiva por no tener el móvil o no poder usarlo. La ansiedad puede manifestarse con síntomas físicos, como taquicardia, sudoración, temblores, mareos, náuseas, dificultad para respirar, etc. También puede generar síntomas psicológicos, como pensamientos negativos, catastrofistas o irracionales, miedo a perder el control, sensación de vacío, etc.

 

  • Depresión: es otro trastorno emocional que puede estar asociado a la nomofobia. Se caracteriza por un estado de ánimo bajo, triste y apático, que dificulta el disfrute de la vida y el desempeño de las actividades cotidianas. La depresión puede estar causada por la falta de autoestima, la insatisfacción personal, el aislamiento social, la pérdida de sentido o de propósito, etc. La nomofobia puede contribuir a la depresión al generar una dependencia excesiva del móvil, que impide el desarrollo de otras facetas de la personalidad, la creatividad, el ocio, etc.

 

  • Adicción: es el resultado de un uso compulsivo, descontrolado e irracional del móvil, que se convierte en el centro de la vida de la persona. La adicción implica una necesidad imperiosa de estar conectado, que genera tolerancia (necesidad de aumentar el tiempo o la intensidad del uso), abstinencia (malestar físico o psicológico al dejar de usarlo) y síndrome de abstinencia (recaída en el uso tras un periodo de abstinencia). La adicción al móvil puede tener graves consecuencias para la salud, como problemas de sueño, de alimentación, de atención, de memoria, etc.

 

  • Estrés: es la respuesta fisiológica y psicológica que se produce ante una situación que se percibe como amenazante o desafiante. El estrés implica una activación del organismo para afrontar la situación, que puede ser positiva o negativa, según el grado y la duración de la misma. El estrés puede estar causado por la presión social, laboral, académica, familiar, etc. La nomofobia puede generar estrés al provocar una sobrecarga de información, de comunicación, de exigencias, de responsabilidades, etc., que superan la capacidad de adaptación de la persona.

 

A nivel social, la nomofobia puede afectar a:

 

  • Las relaciones interpersonales: el uso excesivo del móvil puede interferir en la calidad y la cantidad de las relaciones con los demás, al restar tiempo, atención y comunicación. La nomofobia puede provocar un aislamiento de la realidad, una falta de empatía, una pérdida de habilidades sociales, una preferencia por las relaciones virtuales, una dificultad para expresar y comprender las emociones, etc. Todo ello puede generar conflictos, malentendidos, rupturas, soledad, etc.

 

  • El rendimiento académico o laboral: el uso abusivo del móvil puede afectar negativamente al desempeño de las tareas escolares o profesionales, al distraer, interrumpir, dispersar o confundir. La nomofobia puede provocar una falta de concentración, de organización, de planificación, de motivación, de creatividad, de aprendizaje, etc. Todo ello puede repercutir en el rendimiento, la productividad, la calidad, la eficacia, etc.

 

  • La seguridad vial: el uso indebido del móvil al conducir o al caminar puede suponer un grave riesgo para la seguridad propia y la de los demás, al disminuir la atención, la percepción, la reacción, la coordinación, etc. La nomofobia puede provocar accidentes, atropellos, colisiones, lesiones, muertes, etc.

 

DETECCIÓN DE LA NOMOFOBIA

 

Para detectar la nomofobia, se pueden utilizar diferentes instrumentos, como cuestionarios, escalas, tests, etc. Uno de los más utilizados es el Test de Nomofobia (NMP-Q), desarrollado por los investigadores Yildirim y Correia en 2015. Este test consta de 20 ítems que evalúan cuatro dimensiones de la nomofobia: no poder comunicarse, perder la conectividad, no poder acceder a la información y renunciar a la comodidad. Cada ítem se puntúa de 1 a 7, según el grado de acuerdo o desacuerdo con la afirmación. El resultado se obtiene sumando las puntuaciones de cada ítem, y se clasifica en cuatro niveles de nomofobia: leve (20-59), moderada (60-99), severa (100-139) y muy severa (140-200).

 

Algunos ejemplos de ítems del test son:

 

  • Me sentiría nervioso/a si me quedara sin batería en el móvil y no pudiera cargarlo.
  • Me sentiría ansioso/a si no pudiera revisar mi correo electrónico, mis redes sociales o mis mensajes en el móvil.
  • Me sentiría perdido/a si viajara a un lugar sin cobertura de internet o de teléfono móvil.
  • Me sentiría incómodo/a si no pudiera usar el móvil cuando quisiera hacerlo.

 

PREVENCIÓN DE LA NOMOFOBIA

 

Para prevenir la nomofobia, se recomienda adoptar una serie de hábitos saludables en el uso del móvil, que permitan disfrutar de sus ventajas sin caer en sus inconvenientes.

Algunos de estos hábitos son:

 

  • Apagar el móvil por las noches o ponerlo en modo avión, para favorecer el descanso y el sueño.
  • Dejar espacio a otras actividades que no impliquen el uso del móvil, como leer, meditar, hacer ejercicio, practicar un hobby, etc.
  • No sustituir la comunicación personal por la virtual, y evitar mirar el móvil cuando se está en una conversación o en una actividad social.
  • Silenciar las notificaciones y limitar la información que se recibe, seleccionando solo las fuentes y los contenidos que sean relevantes, veraces y de calidad.
  • Utilizar solo las aplicaciones que realmente se necesiten y borrar las que no, para evitar la tentación y la distracción.
  • Salir de casa sin el móvil o guardar las distancias con él, para romper la dependencia y la ansiedad.

 
TRATAMIENTO DE LA NOMOFOBIA

 

El tratamiento de la nomofobia depende de la gravedad y la causa del problema. En general, se recomienda acudir a un profesional de la salud mental, como un psicólogo o un psiquiatra, que pueda evaluar el caso y ofrecer una intervención adecuada.

 

Algunas de las opciones de tratamiento son:

 

  • Terapia cognitivo-conductual: es una de las terapias más efectivas para tratar la nomofobia y otras adicciones. Se basa en identificar y modificar los pensamientos, las emociones y los comportamientos que generan y mantienen el problema. La terapia cognitivo-conductual ayuda a la persona a desarrollar habilidades de afrontamiento, de autocontrol, de autoestima, de asertividad, etc. También le enseña a establecer objetivos, a planificar estrategias, a monitorizar el progreso, a reforzar los logros, etc.

 

  • Terapia de exposición: es una técnica que se utiliza para tratar las fobias y otros trastornos de ansiedad. Consiste en exponer gradualmente a la persona a la situación que le provoca miedo, de forma controlada y segura, hasta que se habitúe y pierda el temor. La terapia de exposición puede aplicarse de forma real o virtual, según el caso. Por ejemplo, se puede pedir a la persona que deje el móvil en casa, que lo apague durante unas horas, que lo ponga en silencio, que lo guarde en un cajón, etc.

 

  • Terapia de realidad virtual: es una modalidad de tratamiento que utiliza la tecnología para crear entornos simulados que reproducen la situación que genera el problema. La terapia de realidad virtual permite a la persona enfrentarse a sus miedos de forma inmersiva, interactiva y personalizada, con la ayuda de un terapeuta que le guía y le apoya. La terapia de realidad virtual puede ser útil para tratar la nomofobia, al permitir a la persona experimentar las consecuencias de estar sin el móvil o sin conexión, y aprender a manejarlas.

 

  • Terapia grupal: es una forma de intervención que se realiza con un grupo de personas que comparten el mismo problema o una situación similar. La terapia grupal ofrece la oportunidad de compartir experiencias, sentimientos, opiniones, consejos, etc., con otras personas que pueden entender y apoyar. La terapia grupal también facilita el aprendizaje de habilidades sociales, la mejora de la autoestima, la reducción del aislamiento, la creación de redes de apoyo, etc.

 

  • Terapia familiar: es una intervención que se dirige a la familia o al entorno cercano de la persona que sufre el problema, con el fin de mejorar la comunicación, la comprensión, la colaboración y la convivencia. La terapia familiar ayuda a resolver los conflictos, a establecer normas, a fomentar el afecto, a reforzar los vínculos, etc. La terapia familiar puede ser beneficiosa para tratar la nomofobia, al implicar a los familiares en el proceso de cambio, y al ofrecerles orientación y apoyo.

 

CONCLUSIÓN

 

La nomofobia es un fenómeno que afecta a muchas personas en nuestra sociedad, y que puede tener consecuencias negativas para la salud física y mental, así como para las relaciones sociales, el rendimiento académico o laboral y la seguridad vial. La nomofobia se puede detectar mediante diferentes instrumentos, como el Test de Nomofobia, y se puede prevenir mediante hábitos saludables en el uso del móvil. La nomofobia se puede tratar con la ayuda de un profesional de la salud mental, que pueda ofrecer una intervención adecuada, basada en terapias como la cognitivo-conductual, la de exposición, la de realidad virtual, la grupal o la familiar.

 

Espero que este artículo te haya resultado interesante y útil, y que te haya ayudado a conocer mejor la nomofobia y sus posibles soluciones. Si crees que puedes estar sufriendo de nomofobia, o conoces a alguien que lo esté, no dudes en buscar ayuda profesional. Recuerda que el móvil es una herramienta maravillosa, pero que no debe dominar tu vida. Tú eres el dueño de tu móvil, y no al revés.

 

FUENTES DE INFORMACIÓN:

 

  • Yildirim, C., & Correia, A. P. (2015). Exploring the dimensions of nomophobia: Development and validation of a self-reported questionnaire. Computers in Human Behavior, 49, 130-137.
  • Lookout. (2012). Mobile Mindset Study.
  • Telefónica. (2019). Informe Sociedad Digital en España 2019.



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