¿Qué tienen en común un abejorro mostachón, un burrito enfermo y una cotorra viajera? Si usted creció escuchando las canciones de Cri-Cri, el grillito cantor, seguramente reconocerá a estos personajes que forman parte del imaginario infantil de varias generaciones. Sin embargo, ¿se ha preguntado alguna vez qué mensajes transmiten estas canciones sobre la diversidad, la discapacidad y la inclusión social? ¿Son acordes con los valores y los derechos humanos que promovemos en la actualidad? ¿O son reflejo de una época y una cultura que ya no se ajustan a nuestra realidad?
La exclusión social tiene una dimensión subjetiva, que implica la intervención de elementos psicológicos como los estereotipos, los prejuicios, las actitudes, las emociones, las creencias y las identidades grupales. Estos elementos pueden favorecer o dificultar la integración social de las personas con diversidad o discapacidad, dependiendo de cómo se configuren y se expresen en cada contexto. Por ejemplo, si se asocia la diversidad o la discapacidad con características negativas o inferiores, se puede generar un rechazo o una indiferencia hacia estas personas; mientras que, si se reconoce su valor y su potencial, se puede propiciar una aceptación o una colaboración.
En este sentido, las canciones de Cri-Cri pueden
ser consideradas como un medio de comunicación y de educación que contribuye a
la formación de las representaciones sociales sobre la diversidad y la
discapacidad. Al ser dirigidas al público infantil, estas canciones tienen un
gran impacto en el desarrollo cognitivo, emocional y moral de los niños y las
niñas, ya que les transmiten valores, actitudes y comportamientos que pueden
influir en su forma de ver el mundo y de relacionarse con los demás. Por lo
tanto, es importante analizar críticamente el contenido de estas canciones y
reflexionar sobre sus implicaciones sociales.
Sin embargo, también es importante reconocer que
estas canciones reflejan una época y una cultura que ya no se ajustan a nuestra
realidad actual. Estas canciones fueron creadas entre 1934 y 1942 por Francisco
Gabilondo Soler, un compositor mexicano que se inspiró en sus propias
experiencias, en sus conocimientos y en sus valores para crear un universo
musical infantil. Por lo tanto, están marcadas por el contexto histórico,
social y político en el que fueron producidas, y por las representaciones
sociales que predominaban en ese momento sobre la diversidad y la discapacidad.
Así, es posible identificar algunos aspectos
problemáticos o cuestionables en estas canciones desde una perspectiva crítica
y actualizada. Por ejemplo:
- Algunas
canciones reproducen estereotipos o prejuicios sobre ciertos grupos
sociales o culturales, como los indígenas, los africanos o los árabes, al
presentarlos de forma caricaturesca, exótica o inferior. Esto puede
generar una visión sesgada o discriminatoria sobre estas personas.
Ejemplos de estas canciones son: Negrito sandía (1934), El negrito
bailarín (1935), El negrito Cucurumbé (1936), El ratón vaquero (1937), El
chivo ciclista (1938) y El camello cojito (1940).
- Algunas
canciones perpetúan roles o normas de género tradicionales, al asignar a
las mujeres y a los hombres características o funciones diferentes y
desiguales. Esto puede generar una visión machista o patriarcal sobre las
relaciones de género. Ejemplos de estas canciones son: La marcha de las
letras (1934), La muñeca fea (1936), El ropavejero (1937), La merienda
(1938) y El comal y la olla (1940).
- Algunas
canciones naturalizan o romantizan la violencia, al presentarla como algo
normal, divertido o necesario. Esto puede generar una visión insensible o
irresponsable sobre las consecuencias de la violencia. Ejemplos de estas
canciones son: El ratón vaquero (1937), El soldadito cojo (1935), La
patita (1942) y El camello cojito (1940).
Estos aspectos pueden ser considerados como formas
sutiles o implícitas de exclusión social, ya que contribuyen a mantener o
reproducir las desigualdades, las injusticias y el sufrimiento de las personas
que son diferentes o que tienen alguna limitación funcional. Por lo tanto, es
necesario revisar críticamente estas canciones y reflexionar sobre sus
implicaciones sociales.
Esto no significa que debamos dejar de escuchar o
disfrutar las canciones de Cri-Cri, sino que debemos hacerlo con una actitud
crítica y reflexiva, que nos permita reconocer sus virtudes y sus defectos, sus
aciertos y sus errores, sus luces y sus sombras. De esta forma, podremos
aprovechar lo mejor de estas canciones y aprender de lo peor, para así
construir una sociedad más inclusiva y solidaria.
Para concluir, quiero invitarlos a escuchar
nuevamente las canciones de Cri-Cri con una mirada diferente, una mirada
psicosocial, que nos ayude a comprender cómo se construyen y se expresan las
representaciones sociales sobre la diversidad y la discapacidad, y cómo estas
afectan a los procesos de inclusión y exclusión social. Así podremos apreciar
el valor artístico, cultural y educativo de estas canciones, pero también
cuestionar sus limitaciones, contradicciones y sesgos. De esta forma, podremos
disfrutar de la música de Cri-Cri sin dejar de lado nuestra conciencia social.
Fuentes bibliográficas:
- Morales
Chuco, J. (2021). Psicología social de la exclusión: una aproximación
desde el enfoque psicosocial. Revista de Psicología, 39(1), 1-28.
- Gabilondo
Soler, F. (1934-1942). Canciones de Cri-Cri. México: RCA Victor.
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