¿Por qué nos enamoramos de personas tóxicas? La hibristofilia: el lado oscuro del amor.

¿Te has preguntado alguna vez por qué algunas personas se sienten atraídas por individuos que son violentos, abusivos o criminales? ¿Qué les lleva a buscar una relación con alguien que puede hacerles daño físico o emocional? ¿Qué tipo de placer obtienen de esta situación?

 



 ¿Qué es la hibristofilia?

 

El término hibristofilia fue acuñado por el psicólogo y sexólogo John Money en los años 50, y proviene de las palabras griegas hubrizein, que significa “atentar contra alguien”, y filia, que significa “amor o afinidad”. Money definió la hibristofilia como una parafilia en la que la excitación sexual y el orgasmo se producen como respuesta a mantener una relación con una persona que ha cometido una atrocidad o un crimen.

 

La hibristofilia se conoce también como el síndrome de Bonnie y Clyde, en alusión a la famosa pareja de criminales estadounidenses que protagonizaron una serie de robos y asesinatos en los años 30. Este apodo refleja el hecho de que muchas veces las personas con hibristofilia no solo se sienten atraídas por los delincuentes, sino que también participan activamente en sus actos delictivos.

 

La hibristofilia es una parafilia poco frecuente y poco estudiada, por lo que no hay datos exactos sobre su prevalencia ni sobre su diagnóstico. Tampoco se considera una enfermedad mental, sino una preferencia sexual que puede manifestarse en distintos grados de intensidad. Sin embargo, se trata de una parafilia potencialmente peligrosa, tanto para quien la padece como para su pareja, ya que implica un riesgo elevado de sufrir violencia, maltrato o incluso la muerte.

 

 

¿Cuáles son las causas de la hibristofilia?

 

No hay una explicación única ni definitiva sobre las causas de la hibristofilia, ya que se trata de un fenómeno complejo e inexacto. Sin embargo, existen algunas teorías e hipótesis que intentan dar cuenta de los posibles factores que influyen en el desarrollo de esta parafilia. 

Algunos de estos factores son:

 

  • Antecedentes de abuso: algunas personas con hibristofilia pueden haber sufrido abusos físicos o sexuales en su infancia o adolescencia, lo que les habría generado un trauma psicológico y una baja autoestima. Estas personas podrían buscar parejas violentas o criminales como una forma de reproducir el patrón abusivo al que están acostumbradas, o como una forma de castigarse a sí mismas por creerse merecedoras del maltrato.

 

  • Problemas en el vínculo afectivo: otras personas con hibristofilia pueden haber tenido dificultades para establecer un vínculo afectivo seguro y saludable con sus figuras de referencia, como sus padres o cuidadores. Estas personas podrían tener una personalidad dependiente o insegura, y buscar parejas peligrosas o inestables como una forma de llenar el vacío emocional que sienten, o como una forma de sentirse protegidas y valoradas por alguien poderoso y dominante.

 

  • Búsqueda de fama o notoriedad: algunas personas con hibristofilia pueden sentirse atraídas por los delincuentes o criminales más famosos o mediáticos, como los asesinos en serie o los terroristas. Estas personas podrían tener una personalidad narcisista o egocéntrica, y buscar parejas célebres o infames como una forma de obtener reconocimiento social o atención mediática, o como una forma de sentirse especiales o únicas por tener una relación con alguien tan controvertido y admirado.

 

  • Fantasía de redención o salvación: otras personas con hibristofilia pueden sentirse atraídas por los delincuentes o criminales más arrepentidos o vulnerables, como los que han sufrido abusos o traumas en su pasado. Estas personas podrían tener una personalidad altruista o idealista, y buscar parejas problemáticas o necesitadas como una forma de ofrecerles su amor o su ayuda, o como una forma de creer que pueden cambiarlos o salvarlos con su bondad y su comprensión.

 

 

¿Cómo se manifiesta la hibristofilia?

 

La hibristofilia puede manifestarse de diferentes maneras, según el grado de implicación y de participación que tenga la persona con hibristofilia en la relación con el delincuente o criminal. Según este criterio, se pueden distinguir dos tipos de hibristofilia:

 

  • Hibristofilia pasiva: es la forma más común y menos peligrosa de hibristofilia. En este caso, la persona con hibristofilia se limita a sentir atracción sexual y romántica por el delincuente o criminal, pero no participa ni aprueba sus actos delictivos. Esta persona puede mantener una relación a distancia con el delincuente o criminal, por ejemplo, mediante cartas, llamadas o visitas en la cárcel, o puede mantener una relación cercana pero sin intervenir en sus actividades ilegales. Esta persona suele idealizar al delincuente o criminal, y creer que puede reformarlo o rescatarlo con su amor.

 

  • Hibristofilia activa: es la forma más rara y más peligrosa de hibristofilia. En este caso, la persona con hibristofilia no solo siente atracción sexual y romántica por el delincuente o criminal, sino que también participa activamente en sus actos delictivos. Esta persona puede colaborar con el delincuente o criminal, por ejemplo, ayudándole a planear, ejecutar o encubrir sus crímenes, o puede actuar junto al delincuente o criminal, por ejemplo, cometiendo violaciones, asesinatos o robos en pareja. Esta persona suele compartir la ideología o la motivación del delincuente o criminal, y creer que está haciendo lo correcto o lo necesario.

 

 

¿Qué consecuencias tiene la hibristofilia?

 

La hibristofilia es una parafilia que tiene consecuencias negativas tanto para quien la padece como para su pareja. Algunas de estas consecuencias son:

 

  • Para quien padece la hibristofilia:

 

    • Sufrir violencia física o psicológica por parte de su pareja, que puede llegar a causarle lesiones graves o incluso la muerte.
    • Sufrir aislamiento social o familiar por parte de sus seres queridos, que pueden rechazar su relación o intentar alejarla de su pareja.
    • Sufrir problemas legales o judiciales por su relación con un delincuente o criminal, que puede implicar ser detenida, procesada o encarcelada por complicidad o coautoría en sus crímenes.
    • Sufrir problemas psicológicos o emocionales por su relación con un delincuente o criminal, que puede generarle estrés, ansiedad, depresión, culpa, miedo, inseguridad, baja autoestima, etc.

 

  • Para la pareja delincuente o criminal:

 

    • Sufrir violencia física o psicológica por parte de su pareja con hibristofilia, que puede llegar a causarle lesiones graves o incluso la muerte.
    • Sufrir manipulación emocional o chantaje por parte de su pareja con hibristofilia, que puede intentar controlarle, influirle o presionarle para que cambie su comportamiento o sus actos.
    • Sufrir problemas legales o judiciales por su relación con una persona con hibristofilia, que puede implicar ser descubierto, denunciado o traicionado por su pareja.
    • Sufrir problemas psicológicos o emocionales por su relación con una persona con hibristofilia, que puede generarle confusión, desconfianza, resentimiento, odio, celos, etc.

 

 

¿Qué ejemplos hay de hibristofilia?

 

La hibristofilia es una parafilia que ha dado lugar a numerosos casos reales de personas que se han sentido atraídas por delincuentes o criminales famosos o infames. Algunos de estos ejemplos son:

 

  • Ted Bundy: fue uno de los asesinos en serie más conocidos y temidos de la historia de Estados Unidos, responsable de al menos 30 homicidios de mujeres jóvenes entre 1974 y 1978. Bundy era un hombre carismático y atractivo, que usaba su encanto para seducir y engañar a sus víctimas. Durante su juicio y su condena a muerte, Bundy recibió cientos de cartas de admiradoras que le declaraban su amor y su deseo de casarse con él. Una de ellas fue Carole Ann Boone, una mujer divorciada y madre de dos hijos, que se casó con Bundy en plena sala del tribunal en 1980, y que le visitó regularmente en la cárcel hasta que él confesó sus crímenes en 1989.

 

  • Charles Manson: fue el líder de una secta conocida como “La Familia”, que cometió varios asesinatos brutales en Los Ángeles en 1969, entre ellos el de la actriz Sharon Tate, embarazada de ocho meses. Manson era un hombre manipulador y psicótico, que creía ser el mesías de una guerra racial apocalíptica. Manson contaba con el apoyo incondicional de sus seguidores, la mayoría mujeres jóvenes que estaban dispuestas a matar o morir por él. Una de ellas fue Lynette Fromme, alias “Squeaky”, que intentó asesinar al presidente Gerald Ford en 1975 para llamar la atención sobre la situación de Manson en prisión. Otra fue Afton Burton, alias “Star”, que se comprometió con Manson cuando él tenía 79 años y ella 25, aunque él rompió el compromiso al sospechar que ella quería exhibir su cadáver después de su muerte.

 

  • Pablo Escobar: fue el narcotraficante más poderoso y rico del mundo, líder del cartel de Medellín, que sembró el terror y la violencia en Colombia y otros países en las décadas de los 80 y los 90. Escobar era un hombre ambicioso y cruel, que no dudaba en eliminar a sus rivales o a las autoridades que se interponían en su camino. Escobar tenía varias amantes, además de su esposa oficial, que le eran fieles y … leales y le proporcionaban placer y protección. Una de ellas fue Virginia Vallejo, una periodista y presentadora de televisión que mantuvo una relación con Escobar durante cinco años, y que luego escribió un libro sobre su experiencia titulado “Amando a Pablo, odiando a Escobar”. Otra fue Wendy Chavarriaga Gil, una modelo y sicaria que trabajó para Escobar, y que luego se convirtió en informante de la policía para escapar de su influencia.

 

 

Estos son solo algunos ejemplos de hibristofilia, pero hay muchos más que podrían mencionarse, como los de Jeffrey Dahmer, Osama bin Laden, Anders Breivik o Joaquín “El Chapo” Guzmán. Todos ellos demuestran que la hibristofilia es una parafilia real y fascinante, que plantea numerosos interrogantes y desafíos para la psicología y la sociedad.

 

Fuentes de información:

    • Money, J. (1986). Lovemaps: Clinical concepts of sexual/erotic health and pathology, paraphilia, and gender transposition in childhood, adolescence, and maturity. Nueva York: Irvington.
    • Hickey, E. W. (2013). Serial murderers and their victims. Belmont: Wadsworth.
    • Holmes, R. M., & Holmes, S. T. (2009). Sex crimes: Patterns and behavior. Thousand Oaks: Sage.
    • Buss, D. M., & Duntley, J. D. (2011). The evolution of intimate partner violence. Aggression and Violent Behavior, 16(5), 411-419.
    • Fisher, H. E., Aron, A., & Brown, L. L. (2006). Romantic love: A mammalian brain system for mate choice. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 361(1476), 2173-2186.


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