Malinchismo: un legado colonial que debemos cuestionar y transformar

 ¿Te has preguntado alguna vez por qué muchos mexicanos y mexicanas prefieren lo extranjero a lo nacional? ¿Por qué valoran más la cultura, la música, la comida, la ropa o el idioma de otros países que los propios? ¿Por qué se sienten inferiores o avergonzados de sus raíces, de su historia, de su identidad?

 



Si te has hecho estas preguntas, quizás hayas escuchado el término malinchismo. Este concepto, que proviene del nombre de la indígena Malintzin o Malinalli, conocida como la Malinche, se refiere a la tendencia a despreciar lo propio y admirar lo ajeno, especialmente lo relacionado con los países hegemónicos o colonizadores.

 

La Malinche fue la traductora y amante del conquistador español Hernán Cortés, y ha sido considerada durante siglos como la traidora por excelencia de la historia de México. Sin embargo, esta visión simplista y machista ignora la complejidad y el contexto de su vida, así como el papel que desempeñó en el proceso de mestizaje y resistencia cultural.

 

El malinchismo es un fenómeno psicosocial que se manifiesta en actitudes, comportamientos y discursos que denotan un rechazo o una minusvaloración de lo propio y una admiración o una idealización de lo ajeno. Se trata de una forma de alienación cultural que implica una pérdida o una negación de la identidad nacional.

 

El malinchismo se puede expresar en diferentes ámbitos de la vida cotidiana como, por ejemplo:

 

  • En el consumo: cuando se prefiere comprar productos extranjeros en lugar de nacionales, aunque sean más caros o de menor calidad.
  • En la comunicación: cuando se utiliza el inglés u otro idioma para nombrar cosas que tienen su equivalente en español, o cuando se imitan los acentos o las expresiones de otros países.
  • En la educación: cuando se enseña o se aprende más sobre la historia, la geografía, la literatura o el arte de otras naciones que sobre los propios.
  • En el entretenimiento: cuando se consume más música, cine, televisión o literatura foránea que nacional, o cuando se sigue más a los artistas o celebridades extranjeros que a los locales.
  • En la estética: cuando se adoptan los cánones de belleza de otras culturas y se rechazan o se modifican los rasgos físicos propios, como el color de piel, el cabello o los ojos.
  • En la política: cuando se apoya o se defiende más los intereses o las ideologías de otros países que los propios, o cuando se critica o se ataca a los líderes o las instituciones nacionales.

 

¿QUÉ CAUSA EL MALINCHISMO?

 

El malinchismo no es un fenómeno nuevo ni exclusivo de México. Se trata de una consecuencia histórica y psicológica del colonialismo y del neocolonialismo, es decir, del dominio político, económico y cultural que ejercen algunos países sobre otros.

El colonialismo implica una imposición violenta y sistemática de una cultura sobre otra, que conlleva una explotación de los recursos naturales y humanos, una opresión de las lenguas y las religiones locales, una destrucción o una apropiación de las expresiones artísticas y científicas, y una deslegitimación o una invisibilización de las formas de conocimiento y sabiduría ancestrales.

 

El neocolonialismo implica una influencia sutil y constante de una cultura sobre otra, que conlleva una dependencia económica y tecnológica, una homogeneización cultural globalizada, una difusión masiva e invasiva de los medios de comunicación e información, y una creación o una manipulación de las necesidades y los deseos de consumo.

 

Estos procesos generan una serie de efectos psicosociales en las personas y los grupos que sufren o han sufrido el colonialismo o el neocolonialismo como, por ejemplo:

 

  • Un complejo de inferioridad: se trata de una sensación de insuficiencia, de incapacidad, de inseguridad, de vergüenza o de culpa que surge al compararse con los otros y sentirse menos valiosos, menos capaces, menos dignos o merecedores.

 

  • Una identificación con el agresor: se trata de un mecanismo de defensa que consiste en adoptar las características, las actitudes, los valores o las creencias de aquellos que ejercen el poder o la violencia sobre uno mismo, con el fin de evitar el conflicto, el castigo o el rechazo.

 

  • Una enajenación cultural: se trata de una pérdida o una negación de la propia cultura, de sus rasgos distintivos, de sus símbolos, de sus tradiciones, de sus costumbres, de sus formas de pensar, de sentir y de actuar.

 

  • Una idealización del otro: se trata de una exaltación o una sobrevaloración de la cultura ajena, de sus productos, de sus expresiones, de sus logros, de sus cualidades, de sus virtudes, sin reconocer sus defectos, sus limitaciones o sus contradicciones.

 

Estos efectos se transmiten y se reproducen a través de las generaciones por medio de la educación, la socialización y la comunicación. Así, el malinchismo se convierte en una forma de pensar, de sentir y de comportarse que se interioriza y se naturaliza como parte del inconsciente colectivo.

 

¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE EL MALINCHISMO?

 

El malinchismo tiene consecuencias negativas tanto a nivel individual como a nivel social. A nivel individual, el malinchismo afecta a la autoestima, a la autoconfianza, a la autenticidad y al bienestar psicológico. Las personas que sufren malinchismo pueden experimentar:

 

  • Baja autoestima: se sienten poco satisfechas consigo mismas, poco orgullosas de su origen, poco identificadas con su cultura.

 

  • Baja autoconfianza: se sienten poco capaces de lograr sus metas, poco competentes para enfrentar los retos, poco seguras para expresar sus opiniones.

 

  • Falta de autenticidad: se sienten poco coherentes entre lo que piensan, sienten y hacen, poco fieles a sus valores y principios, poco congruentes con su identidad.

 

  • Malestar psicológico: se sienten ansiosas, tristes, frustradas o enojadas por no cumplir con las expectativas sociales o personales, por no ser aceptadas o valoradas por los demás.

 

A nivel social, el malinchismo afecta a la cohesión social, a la diversidad cultural, a la soberanía nacional y al desarrollo humano.

 

Los grupos que padecen malinchismo pueden experimentar:

 

  • Desintegración social: se debilitan los vínculos afectivos y solidarios entre las personas que comparten una misma cultura o nación.

 

  • Pérdida cultural: se erosionan o se olvidan las manifestaciones culturales propias, como las lenguas, las religiones, las artes o las ciencias.

 

  • Dependencia nacional: se renuncia o se cede el control sobre los recursos naturales y humanos propios a favor de los intereses económicos y políticos externos.

 

  • Subdesarrollo humano: se limitan o se obstaculizan las oportunidades y las capacidades para alcanzar un nivel óptimo de vida digna y satisfactoria.

 

 

¿CÓMO SUPERAR EL MALINCHISMO?

 

El malinchismo no es un destino inevitable ni irreversible. Se puede superar mediante un proceso consciente y crítico de descolonización cultural.

 

Este proceso implica:

 

  • Reconocer el problema: tomar conciencia del malinchismo como una forma de opresión cultural que afecta negativamente al individuo y a la sociedad.
  • Cuestionar el origen: analizar críticamente las causas históricas y psicológicas del malinchismo como un producto del colonialismo y del neocolonialismo.

 

  • Desafiar los efectos: resistir activamente los mecanismos psicosociales que generan el malinchismo como el complejo de inferioridad, la identificación con el agresor, la enajenación cultural y la idealización … del otro. Estos mecanismos se basan en la falsa creencia de que una cultura es superior o inferior a otra, y de que existe una única forma válida o correcta de ser, de pensar y de vivir.

 

  • Recuperar la identidad: revalorizar y reivindicar la propia cultura, sus rasgos distintivos, sus símbolos, sus tradiciones, sus costumbres, sus formas de pensar, de sentir y de actuar. Esto implica reconocer y respetar la diversidad y la pluralidad cultural que existe dentro de México, así como la riqueza y la complejidad del mestizaje y la hibridación cultural.

 

  • Apreciar la diferencia: apreciar y aprender de la cultura ajena, sus productos, sus expresiones, sus logros, sus cualidades, sus virtudes, sin negar o renunciar a la propia. Esto implica reconocer y respetar la diversidad y la pluralidad cultural que existe en el mundo, así como la posibilidad y la necesidad de dialogar, intercambiar y colaborar con otras culturas.

 

  • Construir el futuro: construir una cultura propia, original, creativa, innovadora, que refleje las aspiraciones, los valores y los principios de los mexicanos y mexicanas del siglo XXI. Esto implica asumir el protagonismo y la responsabilidad de transformar la realidad social, política y económica de México, con una visión crítica, ética y solidaria.

 

El malinchismo es un problema que nos afecta a todos y a todas como mexicanos y mexicanas. Pero también es una oportunidad para reflexionar sobre nuestra identidad cultural y para redefinirla desde una perspectiva más consciente, más crítica y positiva.

 

Te invito a que te sumes a este proceso de descolonización cultural y a que compartas tus opiniones, tus experiencias y tus propuestas al respecto.

 

FUENTES DE INFORMACIÓN

 

  • Paz, O. (1959). El laberinto de la soledad. Fondo de Cultura Económica.
  • Bonfil Batalla, G. (1987). México profundo: una civilización negada. Grijalbo.
  • García Canclini, N. (1990). Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad. Grijalbo.
  • Ramírez Heredia, R. (2004). El malinchismo: un fenómeno psicosocial en México. Revista Mexicana de Psicología Social, 16(1), 5-14.
  • Rizo García, M. (2011). Malinchismo: ¿traición o supervivencia? Una revisión histórica del personaje femenino más polémico de México. Revista Electrónica Educare, 15(2), 15-28.

 

 


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