¿Qué dice tu apariencia física de ti? Cómo influye en la formación de impresiones

¿Alguna vez te has preguntado por qué te cae bien o mal alguien solo con verlo? ¿O por qué te sientes más o menos atraído por una persona según su aspecto? ¿O por qué tiendes a confiar más o menos en alguien según su rostro? Estas son algunas de las cuestiones que aborda la psicología social cuando estudia la formación de impresiones.





La formación de impresiones es el proceso por el cual integramos la información que tenemos sobre otra persona para crear una imagen global de cómo es. Esta imagen nos ayuda a predecir su comportamiento, a comunicarnos con ella y a decidir cómo relacionarnos. Sin embargo, este proceso no es tan simple ni tan objetivo como parece. Hay muchos factores que influyen en cómo percibimos y evaluamos a los demás, y uno de ellos es la apariencia física.


La apariencia física es la primera y a menudo única fuente de información que tenemos sobre alguien, especialmente cuando no lo conocemos personalmente. Por eso, tendemos a atribuirle una gran importancia y a asociarla con ciertos rasgos de personalidad, actitudes, valores, habilidades, etc. Estas asociaciones se basan en nuestras experiencias previas, en nuestros estereotipos, en nuestras expectativas y en nuestros gustos personales.


Por ejemplo, si vemos a una persona con un aspecto cuidado, limpio y elegante, podemos inferir que es una persona ordenada, responsable, profesional y exitosa. Si vemos a una persona con un aspecto descuidado, sucio y desaliñado, podemos inferir que es una persona desorganizada, descuidada, poco competente y fracasada. Estas inferencias pueden ser acertadas o no, pero nos influyen a la hora de formar una impresión.


Además, la apariencia física también afecta a cómo nos sentimos hacia otra persona. Según el efecto halo, tendemos a valorar positivamente a las personas que nos resultan físicamente atractivas y a valorar negativamente a las que nos resultan físicamente poco atractivas. Esto se debe a que proyectamos nuestras emociones sobre nuestras cogniciones y viceversa.


Así, si una persona nos gusta físicamente, tendemos a atribuirle otras cualidades positivas, como inteligencia, simpatía, honestidad, etc. Si una persona no nos gusta físicamente, tendemos a atribuirle otras cualidades negativas, como ignorancia, antipatía, deshonestidad, etc. Estas atribuciones pueden ser injustas o erróneas, pero nos influyen a la hora de formar una impresión.


La apariencia física también puede generar interferencias en la formación de impresiones. Las interferencias son los obstáculos o las distorsiones que dificultan o impiden una percepción adecuada de otra persona. Algunas de las interferencias más comunes son los sesgos, los estereotipos, los prejuicios y las expectativas.


Los sesgos son las tendencias o las inclinaciones que nos llevan a interpretar la información de forma parcial o subjetiva. Por ejemplo, el sesgo de confirmación nos hace buscar o seleccionar solo aquella información que confirma nuestras creencias o hipótesis previas. Así, si pensamos que una persona es inteligente por su aspecto físico, tendremos más en cuenta sus aciertos que sus errores.


Los estereotipos son las creencias o las generalizaciones que tenemos sobre un grupo de personas basadas en su pertenencia a una categoría social. Por ejemplo, el estereotipo de género nos hace atribuir ciertos rasgos o roles a las personas según sean hombres o mujeres. Así, si vemos a una mujer con un aspecto femenino y delicado, podemos pensar que es sumisa, dependiente y emocional. Si vemos a un hombre con un aspecto masculino y fuerte, podemos pensar que es dominante, independiente y racional.


Los prejuicios son las actitudes o las valoraciones negativas que tenemos hacia un grupo de personas basadas en su pertenencia a una categoría social. Por ejemplo, el prejuicio racial nos hace discriminar o rechazar a las personas según su color de piel, su origen étnico o su nacionalidad. Así, si vemos a una persona con un aspecto diferente al nuestro, podemos sentir desconfianza, miedo o rechazo.


Las expectativas son las anticipaciones o las predicciones que tenemos sobre el comportamiento de otra persona basadas en nuestra experiencia o en nuestra información previa. Por ejemplo, la expectativa de rol nos hace esperar que una persona actúe de acuerdo con el rol social que desempeña. Así, si vemos a una persona con un aspecto profesional y formal, podemos esperar que sea competente y respetuosa.


Como se puede ver, la apariencia física tiene una gran influencia en la formación de impresiones e interferencias. Sin embargo, esto no significa que sea el único factor ni el más determinante. Hay otros aspectos que también intervienen en este proceso, como la comunicación verbal y no verbal, el contexto situacional, la motivación personal, etc.


Además, la formación de impresiones no es un proceso estático ni definitivo. Es un proceso dinámico y revisable que se puede modificar con el tiempo y con la evidencia. Por eso, es importante no dejarse llevar por las primeras impresiones ni por las apariencias, sino tratar de conocer a las personas más allá de su aspecto físico.


Para concluir, me gustaría invitarte a reflexionar sobre cómo influye la apariencia física en tu forma de percibir y evaluar a los demás. 


  • ¿Qué rasgos físicos te llaman más la atención? 
  • ¿Qué cualidades o defectos les atribuyes? 
  • ¿Qué emociones o actitudes te provocan? 
  • ¿Qué interferencias te generan? 
  • ¿Qué tan acertadas o erróneas son tus impresiones? 
  • ¿Qué tan dispuesto o dispuesta estás a cambiarlas?


 Recuerda que la apariencia física es solo una parte de la persona y que no siempre refleja su verdadera esencia. Por eso, te animo a que abras tu mente y tu corazón a las personas que te rodean y que las valores por lo que son y no por lo que parecen.


Fuentes:

  • La Mente es Maravillosa (2020). La formación de impresiones. Recuperado de https://lamenteesmaravillosa.com/la-formacion-de-impresiones/
  • Wikipedia (2021). Formación de la impresión. Recuperado de https://es.wikipedia.org/wiki/Formaci%C3%B3n_de_la_impresi%C3%B3n
  • Scielo (2008). Efecto del tono de voz y de la percepción del rostro en la formación de impresiones. Recuperado de https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-252X2008000200006



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