¿Alguna vez te has preguntado por qué eres como eres o por qué actúas como actúas? ¿Te has sentido limitado o herido por alguna experiencia de tu pasado? ¿Has tenido dificultades para relacionarte con los demás o para sentirte feliz? Si es así, quizás tengas alguna herida de la infancia que te impide vivir plenamente.
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ÍNDICE
- ¿Qué son las heridas de la infancia?
- ¿Quién descubrió las heridas de la infancia?
- ¿Qué tipos de heridas de la infancia existen?
- Conclusión
- Fuentes de consulta
¿Qué son las heridas de la infancia?
Las heridas de la infancia son aquellas experiencias
negativas o dolorosas que vivimos en nuestros primeros años de vida y que nos
dejan una marca emocional profunda. Estas experiencias pueden ser traumáticas,
como el abuso, la violencia o la pérdida de un ser querido, o pueden ser más
sutiles, como la falta de atención, el rechazo o la crítica. Lo que importa no
es tanto el hecho en sí, sino cómo lo interpretamos y lo sentimos en ese
momento.
Las heridas de la infancia nos afectan porque se producen en
una etapa en la que somos muy vulnerables y dependientes de nuestros padres o
cuidadores. Ellos son los encargados de cubrir nuestras necesidades básicas de
seguridad, afecto y reconocimiento. Si estas necesidades no se satisfacen
adecuadamente, el niño o la niña puede sentirse herido o amenazado y
desarrollar creencias negativas sobre sí mismo, sobre los demás y sobre el
mundo.
¿Quién descubrió las heridas de la infancia?
El concepto de heridas de la infancia no es nuevo ni
exclusivo de la psicología. Desde hace siglos, filósofos, escritores y artistas
han reflexionado sobre el impacto que tiene nuestra infancia en nuestra vida
adulta. Sin embargo, fue a finales del siglo XIX cuando el médico y
psicoanalista Sigmund Freud empezó a estudiar científicamente este fenómeno.
Propuso que muchos de los problemas psicológicos que padecemos los adultos
tienen su origen en experiencias traumáticas que vivimos en nuestra infancia y
que reprimimos en nuestro inconsciente. Según Freud, estas experiencias suelen
estar relacionadas con nuestra sexualidad infantil y con el complejo de Edipo o
el complejo de Electra.
Para saber más…
El complejo de Edipo se refiere al deseo inconsciente del
niño por su madre y a su rivalidad con su padre. El complejo de Electra se
refiere al deseo inconsciente de la niña por su padre y a su rivalidad con su
madre. Estos complejos generan sentimientos contradictorios hacia los padres
(amor y odio) y hacia uno mismo (culpa y vergüenza).
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¿Qué tipos de heridas de la infancia existen?
Existen diferentes tipos de heridas emocionales, pero hay
cinco propuestas por Bourbeau, quien en su libro "Las cinco heridas que
impiden ser uno mismo" las identifico como las más comunes y que tienen un
mayor impacto en nuestra personalidad. Estas son: el rechazo, el abandono, la
humillación, la traición y la injusticia.
El rechazo: esta herida se produce cuando el niño o la
niña siente que no es querido, aceptado o valorado por sus padres o cuidadores.
Esto puede deberse a que estos le ignoran, le critican, le comparan, le
castigan o le maltratan física o verbalmente. El rechazo hace que el menor se
sienta solo, vacío e inferior y que desarrolle una baja autoestima y una falta
de confianza en sí mismo. En la vida adulta, esta herida puede manifestarse
como una tendencia a aislarse, a rechazar a los demás o a sí mismo, a ser
perfeccionista o a tener miedo al fracaso.
Para saber más sobre esta herida te recomendamos la publicación: RECHAZO: La herida que te impide ser tú mismo.
El abandono: esta herida se produce cuando el niño o la
niña siente que sus padres o cuidadores no están disponibles para él o ella, ya
sea física o emocionalmente. Esto puede deberse a que estos se ausentan, se
divorcian, fallecen o no le prestan atención, afecto o apoyo. El abandono hace
que el menor se sienta desprotegido, inseguro e impotente y que desarrolle una
dependencia emocional y una necesidad de aprobación. En la vida adulta, esta
herida puede manifestarse como una tendencia a aferrarse a los demás, a temer
al abandono o al rechazo, a ser posesivo o celoso o a tener dificultades para
comprometerse.
Para saber más sobre esta herida te recomendamos la
publicación: ABANDONO: La herida invisible que afecta tu vida y tus relaciones.
La humillación: esta herida se produce cuando el niño o la niña siente que sus padres o cuidadores le avergüenzan, le ridiculizan, le ofenden o le hacen sentir inferior. Esto puede deberse a que estos le insultan, le humillan en público, le imponen normas demasiado estrictas o le hacen sentir culpable. La humillación hace que el menor se sienta indigno, avergonzado y culpable y que desarrolle una falta de respeto hacia sí mismo y hacia los demás. En la vida adulta, esta herida puede manifestarse como una tendencia a humillarse a sí mismo, a humillar a los demás, a ser sumiso o agresivo o a tener problemas de autocontrol.
Para saber más sobre esta herida te recomendamos la
publicación: La herida de humillación: un dolor oculto que puede cambiar tu vida
La traición: esta herida se produce cuando el niño o la niña siente que sus padres o cuidadores le engañan, le mienten, le manipulan o le decepcionan. Esto puede deberse a que estos no cumplen sus promesas, no respetan sus acuerdos, no son coherentes con lo que dicen y hacen o no le protegen de situaciones peligrosas. La traición hace que el menor se sienta traicionado, desconfiado y resentido y que desarrolle una desconfianza hacia sí mismo y hacia los demás. En la vida adulta, esta herida puede manifestarse como una tendencia a traicionar a los demás, a ser desleal o infiel, a mentir o manipular o a tener dificultades para confiar.
Para saber más sobre esta herida te recomendamos la
publicación: LA TRAICIÓN: Una de las heridas más dolorosas de la infancia y sus consecuencias en la vida adulta.
La injusticia: esta herida se produce cuando el niño o la
niña siente que sus padres o cuidadores le tratan de forma injusta, arbitraria
o desigual. Esto puede deberse a que estos no reconocen sus méritos, no
respetan sus derechos, no le dan libertad o no le dan el mismo trato que a
otros. La injusticia hace que el menor se sienta frustrado, enojado y rebelde y
que desarrolle una actitud crítica, exigente y rígida. En la vida adulta, esta
herida puede manifestarse como una tendencia a ser injusto con los demás, a ser
intolerante o inflexible, a buscar la perfección o a tener problemas de
autoridad.
Para saber más sobre esta herida te recomendamos la
publicación: Transformar la herida de injusticia en una oportunidad de crecimiento.
CONCLUSIÓN
Las heridas de la infancia son aquellas experiencias
negativas o dolorosas que vivimos en nuestros primeros años de vida y que nos
dejan una marca emocional profunda. Estas heridas nos afectan en nuestra
personalidad y en nuestras relaciones, haciéndonos más vulnerables a sufrir
problemas psicológicos o sociales. Sin embargo, se pueden sanar con un trabajo
personal y profesional que nos permita identificarlas, aceptarlas, expresarlas,
perdonarlas, transformarlas y sanarlas. Al hacerlo, podremos liberarnos del
dolor del pasado y abrirnos a una vida más plena y feliz.
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FUENTES DE CONSULTA
- Bourbeau, L. (2013). Las cinco heridas que impiden ser uno mismo. Madrid: Obelisco.
- Bowlby, J. (1989). Una base segura. Buenos Aires: Paidós.
- Silgado, M. (2021). Heridas emocionales: ¿qué son y cómo nos afectan? Psicología y Mente. Recuperado de https://psicologiaymente.com/clinica/heridas-emocionales
- Marín, C. (2022). Las 5 heridas emocionales de la infancia. Psicología y Mente. Recuperado de https://psicologiaymente.com/desarrollo/heridas-emocionales-infancia
- Ribas, E. (2022). Las heridas de la infancia: los 5 tipos y sus máscaras. Recuperado de https://emmaribas.com/las-heridas-de-la-infancia-que-son-y-los-5-tipos/
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