El duelo y sus repercusiones físicas

El duelo es una reacción natural y adaptativa ante la pérdida de un ser querido, que implica cambios a nivel físico, emocional, cognitivo, social y espiritual. El duelo es un proceso que tiene como objetivo integrar la pérdida en la vida del doliente, reconociendo y expresando las emociones asociadas a cada dimensión, recordando y reevaluando la relación con el fallecido, adaptándose a los cambios que implica la pérdida y buscando nuevos significados y motivaciones.

Imagen de Henryk Niestrój en Pixabay


El duelo se expresa a través de diversas manifestaciones que pueden variar en intensidad, duración y orden según cada persona y cada pérdida. Entre estas manifestaciones se encuentran las físicas, que son aquellas que afectan al cuerpo del doliente y que pueden ser causadas por el estrés, la ansiedad o la depresión asociados al duelo.


Algunas de las manifestaciones físicas más comunes del duelo son:


Sensación de nudo en la garganta o en el pecho, que dificultan la respiración y la deglución. Estas sensaciones pueden estar relacionadas con el llanto, la angustia o la sensación de vacío por la ausencia del fallecido.

Tensión muscular en el cuello, la espalda o todo el cuerpo, que puede provocar dolores, contracturas o rigidez. Estas tensiones pueden estar relacionadas con el enfado, la frustración o la resistencia a aceptar la pérdida.

Alteraciones del sueño, como insomnio, pesadillas, hipersomnia o somnolencia diurna. Estas alteraciones pueden estar relacionadas con el miedo, la culpa o los pensamientos recurrentes sobre el fallecido.

Alteraciones del apetito, como anorexia, bulimia, compulsión o indiferencia por la comida. Estas alteraciones pueden estar relacionadas con la tristeza, la ansiedad o la falta de interés por el cuidado personal.

Debilidad, fatiga o falta de energía, que dificultan el desempeño de las actividades cotidianas. Estas manifestaciones pueden estar relacionadas con el agotamiento emocional, la apatía o la pérdida de sentido de la vida.

Cefaleas, mareos, náuseas, vómitos o diarreas, que pueden estar relacionadas con el estrés, la ansiedad o la depresión asociados al duelo.

Síntomas somáticos que imitan los de la persona fallecida, como forma de identificación o expresión de culpa. Estos síntomas pueden estar relacionados con el deseo inconsciente de estar cerca del fallecido o de morir con él.



Estas manifestaciones físicas del duelo son normales y transitorias, siempre que no interfieran de forma significativa en el funcionamiento diario del doliente o se prolonguen más allá de lo esperado. En caso contrario, se recomienda consultar con un profesional de la salud que pueda evaluar y tratar adecuadamente las posibles complicaciones físicas del duelo.

El duelo es un proceso doloroso pero necesario para superar la pérdida de un ser querido. Es importante reconocer y atender las manifestaciones físicas del duelo como parte de este proceso y buscar apoyo profesional cuando sea necesario. Asimismo, es importante cuidar el cuerpo mediante una alimentación equilibrada, una hidratación adecuada, una higiene personal regular y una actividad física moderada. Estos hábitos pueden ayudar a mejorar el estado físico y emocional del doliente y a facilitar su recuperación.




Referencias

Sabiamente (s.f.). Manifestaciones del duelo. Recuperado de https://www.sabiamente.es/manifestaciones-del-duelo/

Manejodelduelo.com (s.f.). Las manifestaciones del proceso de duelo y sus 5 herramientas para aliviarlo. Recuperado de https://manejodelduelo.com/manifestaciones-del-proceso-de-duelo









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