ABANDONO: La herida invisible que afecta tu vida y tus relaciones.

 Las heridas de la infancia son los patrones que repetimos según lo que vivimos en nuestros primeros años de vida. Surgen a partir de ciertas dificultades o experiencias dolorosas, por las cuales desarrollamos ciertas conductas para “sobrevivir” o tolerar lo que vivimos en ese momento. Sin embargo, pasa que seguimos repitiéndolas a lo largo de nuestra vida, una y otra vez, a pesar de que ya no sean necesarias.

Foto de Dasha Urvachova en Unsplash

La herida de abandono es una de las más comunes y profundas. Se refiere a experiencias de soledad. Puede ser porque una de las figuras parentales no estuvo presente o porque no hubo una conexión emocional. Si bien actualmente se puede comprender qué estaba pasando realmente con nuestros cuidadores, en la niñez es probable que estas experiencias se tomen de manera personal.

En este artículo te explicaré qué es la herida de abandono, cómo surge, su máscara social, cómo afecta en la vida adulta, cómo identificarla y cómo sanarla. También te daré algunas sugerencias para mejorar tu bienestar y tu autoestima.

 

ÍNDICE

  • Qué es la herida de abandono.
  • Cómo surge la herida de abandono.
  • La máscara social de la herida de abandono.
  • Cómo afecta la herida de abandono en la vida adulta.
  • Cómo identificar la herida de abandono.
  • Cómo sanar la herida de abandono.
  • Sugerencias.
  • Recomendaciones.

 

¿Qué es la herida de abandono?

La herida de abandono es una lesión emocional que se produce cuando sentimos que no somos queridos ni cuidados por nuestros padres o cuidadores principales. Es una sensación de vacío, de falta de amor y de seguridad.

 Esta herida se origina en la etapa más temprana del desarrollo humano, desde el nacimiento hasta los 3 años aproximadamente. En esta fase, el niño necesita sentirse protegido y atendido por sus figuras de apego, que son las personas que le proporcionan alimento, calor y afecto. De no ser así, se produce la herida. El niño siente que no es digno de amor, que no tiene valor ni importancia para nadie. Esta creencia se va reforzando con el tiempo y se convierte en una parte fundamental de su identidad.

 

¿Cómo surge?

Puede surgir por diferentes motivos, tanto objetivos como subjetivos. Algunos ejemplos son:

  • La ausencia física o emocional de uno o ambos padres, incluyendo la separación o el divorcio.
  • El fallecimiento de un ser querido.
  • El maltrato físico o emocional por parte de los padres.
  • La falta de atención o de afecto por parte de los padres.
  • La preferencia de los padres por otro hermano.
  • El nacimiento de un hermano que desplaza al niño.
  • El ingreso del niño en una guardería o en el colegio.
  • El cambio de domicilio o de escuela.
  • El rechazo o el acoso por parte de los compañeros.

 Estos son solo algunos ejemplos, pero hay muchos más. Lo importante es entender que la herida de abandono no depende tanto de la realidad objetiva, sino de la percepción subjetiva del niño. Es decir, lo que importa es cómo el niño se siente y cómo interpreta lo que le pasa, no tanto lo que le pasa en sí.

 

La máscara social de la herida de abandono

La máscara social es la forma que adoptamos para ocultar nuestra herida y protegernos del dolor. Es una especie de disfraz que nos ponemos para adaptarnos al mundo y evitar el sufrimiento. Sin embargo, esta máscara también nos impide ser auténticos y expresar nuestras verdaderas emociones y necesidades.

La máscara social de la herida de abandono es la dependencia o la de la independencia. Veamos en qué consisten:

La máscara de la dependencia: Es la que usan las personas que tienen un gran miedo a quedarse solas y a ser abandonadas de nuevo. Por eso, buscan constantemente la aprobación y el afecto de los demás, y se aferran a sus relaciones como si fueran una tabla de salvación. Son personas que se sienten incompletas y que necesitan a alguien que las complete y las haga felices. Suelen tener baja autoestima, inseguridad, celos, ansiedad y dificultad para tomar decisiones por sí mismas.

La máscara de la independencia: Es la que usan las personas que han desarrollado una gran desconfianza hacia los demás y hacia el amor. Por eso, se muestran como personas autosuficientes, fuertes y distantes, que no necesitan a nadie y que prefieren estar solas. Son personas que se han cerrado al amor y que evitan el compromiso y la intimidad. Suelen tener orgullo, frialdad, indiferencia, rencor y dificultad para expresar sus sentimientos.

Estas dos máscaras son opuestas pero complementarias. Ambas esconden una profunda herida de abandono que no ha sido sanada.

 

¿Cómo afecta en la vida adulta?

La herida de abandono puede tener consecuencias negativas en la vida adulta, tanto a nivel personal

Foto de Nuno Alberto en Unsplash

como relacional. Algunas de estas consecuencias son:

Baja autoestima: Las personas con herida de abandono suelen tener una imagen negativa de sí mismas. Se sienten poco valiosas, poco merecedoras y atractivas. Se critican constantemente y se comparan con los demás. Tienen dificultad para reconocer sus cualidades y sus logros.

Sentimiento de vacío: Las personas con herida de abandono suelen sentir un vacío interior que no pueden llenar con nada. Se sienten insatisfechas e infelices con su vida. Les falta sentido y propósito. Buscan llenar ese vacío con cosas externas, como el trabajo, el consumo, las adicciones o las relaciones superficiales.

Miedo al abandono: Las personas con herida de abandono suelen tener un gran temor a que las personas que quieren las dejen o las rechacen. Por eso, pueden estar muy alertas a las señales de desinterés o de distancia, y reaccionar con ansiedad, celos o enfado. También pueden anticiparse al abandono y alejarse ellas mismas de las relaciones que les generan inseguridad.

Dependencia emocional: Las personas con herida de abandono suelen tener una necesidad excesiva de amor y de atención por parte de los demás. Por eso, pueden aferrarse a sus relaciones como si fueran una tabla de salvación, y sacrificar sus propios intereses y necesidades por complacer a los demás. También pueden idealizar a sus parejas y ponerlas en un pedestal, creyendo que son la única fuente de felicidad.

Aislamiento social: Las personas con herida de abandono suelen tener dificultades para establecer vínculos afectivos profundos y duraderos. Por eso, pueden aislarse socialmente y evitar el contacto con los demás. También pueden mostrarse frías, indiferentes o desconfiadas, y rechazar cualquier muestra de afecto o de ayuda. Pueden pensar que no necesitan a nadie y que solo pueden contar consigo mismas.

Baja tolerancia a la frustración: Las personas con herida de abandono suelen tener dificultades para aceptar la realidad tal como es. Por eso, pueden frustrarse fácilmente cuando las cosas no salen como esperan o cuando se enfrentan a algún obstáculo o problema. También pueden tener actitudes perfeccionistas, exigentes o rígidas, y ser muy críticas consigo mismas y con los demás.

Comportamientos autodestructivos: Las personas con herida de abandono suelen tener una falta de amor propio y de respeto por sí mismas. Por eso, pueden adoptar comportamientos autodestructivos que les hacen daño físico o emocional. Por ejemplo, consumir alcohol, drogas u otras sustancias adictivas; autolesionarse; tener relaciones sexuales de riesgo; comer compulsivamente o dejar de comer; etc.

 

¿Cómo identificarla?

Puede ser difícil de identificar, ya que muchas veces está oculta bajo la máscara social o bajo otros síntomas o problemas. Sin embargo, hay algunas señales que pueden indicar que tenemos una herida de abandono sin sanar. Algunas de estas señales son:

  • Sentir un vacío interior que no se llena con nada
  • Sentir que no somos dignos de amor ni de atención
  • Sentir que no tenemos valor ni importancia para nadie
  • Sentir que nadie nos entiende ni nos apoya
  • Sentir que tenemos que valernos por nosotros mismos
  • Sentir miedo a quedarnos solos o a ser abandonados
  • Sentir ansiedad, celos o enfado ante la distancia o el desinterés de los demás
  • Sentir dependencia emocional o apego excesivo hacia nuestras parejas
  • Sentir dificultad para establecer vínculos afectivos profundos y duraderos
  • Sentir rechazo o desconfianza hacia los demás
  • Sentir frustración, exigencia o perfeccionismo ante la realidad
  • Sentir culpa, crítica o autodesprecio hacia nosotros mismos
  • Adoptar comportamientos autodestructivos que nos hacen daño

Si te sientes identificado con algunas de estas señales, es posible que tengas una herida de abandono sin sanar. No te preocupes, esto no significa que seas una persona estes condenado a “sufrir”. Significa que tienes una oportunidad para conocerte mejor, para sanar tu pasado y para mejorar tu presente y propiciar un buen futuro.

 

¿Cómo sanar la herida de abandono?

No es una tarea fácil ni rápida. Requiere tiempo, paciencia y voluntad. También requiere ayuda profesional, ya que se trata de una herida profunda y compleja que requiere un acompañamiento profesional. Un psicólogo o psicoterapeuta puede ayudarte a identificar y comprender tu herida de abandono, a expresar y liberar tus emociones, a cambiar tus creencias y conductas limitantes, y a desarrollar tu autoestima y tu autonomía.

Además de la ayuda profesional, hay algunas cosas que puedes hacer por ti misma/o como:

Aceptar tu herida de abandono: El primer paso para sanar es reconocer que tienes una herida de abandono y que esta te afecta en tu vida. No se trata de negarla ni de avergonzarte de ella, sino de aceptarla como parte de tu historia y de tu aprendizaje. Tampoco se trata de culpar a tus padres o a otras personas por tu herida, sino de comprender que ellos hicieron lo mejor que pudieron con lo que tenían y sabían en ese momento.

Expresar tus emociones: El segundo paso para sanar es expresar tus emociones relacionadas con tu herida de abandono. Puede que sientas tristeza, rabia, miedo, culpa, rencor o cualquier otra emoción. Lo importante es que no las reprimas ni las ignores, sino que las reconozcas y las liberes de forma sana y constructiva. Puedes hacerlo hablando con alguien de confianza, escribiendo en un diario, dibujando, pintando, bailando o haciendo cualquier otra actividad que te ayude a canalizar tus emociones.

Cambiar tus creencias: El tercer paso para sanar es cambiar tus creencias limitantes por otras más positivas y empoderadas. Puede que tengas creencias como "no soy digno de amor", "nadie me quiere", "tengo que hacerlo todo solo", "no puedo confiar en nadie", etc. Estas creencias son falsas y te hacen daño. Puedes cambiarlas por otras como "soy digno de amor", "hay personas que me quieren", "puedo pedir ayuda cuando la necesito", "puedo confiar en algunas personas", etc. Estas creencias son verdaderas y te hacen bien.

Desarrollar tu autoestima: El cuarto paso para sanar es desarrollar tu autoestima y tu amor propio. Esto significa valorarte, respetarte y cuidarte a ti mismo. Reconocer tus cualidades, tus capacidades y tus logros. Tratarte con amabilidad, compasión y gratitud. Satisfacer tus necesidades físicas, emocionales, mentales y espirituales. Hacer cosas que te gusten, te diviertan y te hagan feliz.

Fortalecer tu autonomía: El quinto paso para sanar es fortalecer tu autonomía y tu independencia. Esto significa ser capaz de tomar tus propias decisiones, de resolver tus propios problemas, de asumir tus propias responsabilidades y de alcanzar tus propios objetivos. Significa ser capaz de estar sola sin sentirte sola. Significa ser capaz de disfrutar de tu propia compañía y de la de los demás. Significa ser capaz de establecer límites saludables y de respetar los de los demás.

 

Foto de Dasha Urvachova en Unsplash

SUGERENCIAS

Además de los pasos anteriores para sanar tu herida de abandono, hay algunas sugerencias que pueden ayudarte a mejorar tu bienestar y tu autoestima. Algunas de estas sugerencias son:

Practica la meditación: La meditación es una técnica que te ayuda a relajar tu mente y tu cuerpo, a reducir el estrés y la ansiedad, a aumentar la concentración y la creatividad, a mejorar el ánimo y la salud, y a conectar con tu esencia y tu propósito. Puedes practicar la meditación diariamente o cuando lo necesites, siguiendo alguna guía o simplemente enfocando tu atención en tu respiración o en algún sonido u objeto. Puedes meditar por la mañana al despertar, por la noche antes de dormir o en cualquier momento del día que te apetezca.

Practica el mindfulness: El mindfulness es una práctica que te ayuda a estar presente y consciente en el momento actual, sin juzgar ni reaccionar a lo que ocurre. Te ayuda a observar tus pensamientos, emociones y sensaciones sin identificarte ni dejarte llevar por ellos. Te ayuda a aceptar la realidad tal como es, sin resistirte ni querer cambiarla. Te ayuda a ser más compasiva contigo misma y con los demás.

Practica la gratitud: La gratitud es una actitud que te ayuda a valorar y agradecer todo lo que tienes y lo que eres. Te ayuda a enfocarte en lo positivo y no en lo negativo. Te ayuda a sentirte más feliz y satisfecha con tu vida. Te ayuda a generar más abundancia y más bienestar. Puedes practicar la gratitud cada día, escribiendo o diciendo en voz alta tres cosas por las que te sientes agradecido.

Practica el perdón: El perdón es un proceso que te ayuda a liberarte del rencor, el resentimiento y la culpa que sientes hacia ti misma o hacia otras personas por tu herida de abandono. Te ayuda a sanar tu pasado y a vivir tu presente con más paz y armonía. Te ayuda a reconciliarte contigo misma y con los demás. Puedes practicar el perdón cada vez que sientas que alguien te ha hecho daño o que tú has hecho daño a alguien, siguiendo algún método o simplemente expresando tu voluntad de perdonar.

Practica el amor propio: El amor propio es un sentimiento que te ayuda a quererte, a respetarte y a cuidarte. Te ayuda a sentirte bien contigo misma y con los demás. Te ayuda a ser más feliz y plena. Puedes practicar el amor propio cada día, haciendo cosas que te gusten, te diviertan y te hagan feliz; tratándote con amabilidad, compasión y gratitud; satisfaciendo tus necesidades físicas, emocionales, mentales y espirituales; reconociendo tus cualidades, tus capacidades y tus logros; etc.

 

RECOMENDACIONES

Para terminar este texto, me gustaría darte algunas recomendaciones finales que pueden ayudarte a sanar tu herida de abandono y a mejorar tu calidad de vida:

No te aísles ni te encierres en ti misma. Busca el apoyo y la compañía de las personas que te quieren y te valoran. Comparte tus sentimientos y tus experiencias con ellas. Déjate ayudar cuando lo necesites. Disfruta de las relaciones sanas y enriquecedoras que te ofrece la vida.

No te aferres ni dependas de nadie. Aprende a estar sola sin sentirte sola; aprende a ser feliz contigo misma, a tomar tus propias decisiones, a resolver tus propios problemas, a asumir tus propias responsabilidades y alcanzar tus propios objetivos.

No te culpes ni te castigues por tu herida de abandono. No eres responsable de lo que te pasó, no eres culpable de lo que sientes en el presente, no eres una víctima ni un fracasado. Eres una persona valiosa, digna y merecedora de amor y felicidad.

No te resignes ni te conformes con tu herida de abandono. No dejes que tu pasado condicione tu presente ni tu futuro, no dejes que tu herida limite tu potencial ni tus sueños, ni que tu herida te impida vivir la vida que deseas y mereces.

No tengas miedo ni vergüenza de pedir ayuda profesional si lo necesitas. Sanar tu herida de abandono puede ser un proceso difícil y doloroso que requiere de un acompañamiento especializado. Un psicólogo o psicoterapeuta puede ser tu mejor aliado para guiarte, apoyarte y facilitarte el camino hacia la sanación.

 El abandono puede causar mucho dolor y sufrimiento. Pero no tienes que vivir así. Te ofrecemos terapia en línea a bajo costo con profesionales en salud mental. Podemos ayudarte a sanar tu herida y recuperar tu bienestar.

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FUENTES BIBLIOGRÁFICAS

  • Agresta Camila. (2016). Efectos del abandono temprano en la estructuración psíquica. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Psicología. http://repositorio.fpsico.edu.ar/handle/123456789/1954
  • Castelos Marta. (2020). Herida del abandono, en qué consiste y cómo sanarla. Psicóloga Marta Castelos. https://psicologamartacastelos.com/herida-del-abandono-como-sanarla/
  • Martín Merayo Ana. (2019). ¿Cómo sanar tu herida de abandono? Ana Martín Merayo. https://www.anamartinmerayo.com/sanar-la-herida-de-abandono/
  • Pecharromán Dori. (2018). Ejercicios corporales para sanar las 5 heridas emocionales. Dori Pecharromán. https://doripecharroman.com/ejercicios-corporales-sanar-las-5-heridas-emocionales/
  • PsicoActiva. (2020). El abandono, la herida que más perdura: 15 consecuencias. PsicoActiva. https://www.psicoactiva.com/blog/el-abandono/


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